Es imposible vivir sin agua. Nuestra salud depende de ingerir el suficiente agua y además necesitamos que esta sea potable y de calidad.
El agua deja de ser potable en el momento en que está contaminada con microbios provenientes de desechos humanos o animales. Pero este no es el único peligro de beber agua sin tratar.
Por ejemplo, el agua puede contener arsénico en pequeñas concentraciones que durante una exposición prolongada puede acabar produciendo queratosis y llevando a graves problemas de pulmón, piel, vejiga y riñón. Beber de fuentes naturales poco seguras conlleva riesgos de este tipo y frente a ello se recomienda el uso de máquinas de agua osmotizada.

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