Cuando compramos un café de calidad contrastada lo hacemos para degustar su aroma y sabor intenso. Ahora bien, ¿qué crees que pasaría si esos granos los mezclas con agua del grifo llena de cloro y otros elementos que añadan sabores extraños? Como es lógico, el café perdería su calidad original, tanto en sabor como en textura.
Esta sencilla cuestión deja claro que a la hora de elaborar un buen café, el agua que utilicemos tiene una importancia extrema para conservar su cualidades.
Descalcificadores para evitar sabores extraños
Contar con un descalcificador en casa, en la oficina o en el restaurante donde elabores el café, es muy importante para ofrecer un producto de calidad, sin impurezas o aromas desagradables.
Pero no es ese únicamente el beneficio que obtendréis de tener un desclacificador. Además evitaréis depósitos de cal tanto en el grifo como en tu máquina de café. Recuerda que la dureza del agua de la zona donde vivas tiene una gran repercusión en este aspecto, y cuanto más dura sea el agua mayor será la cal que pueda acumularse. Revisa este artículo donde tratábamos el tema de la dureza del agua para conocer más.
Una taza de café es, en su mayor parte, agua. Esto quiere decir que no debemos pasar por alto el efecto que pueda tener en su sabor y olor. Emplear un gran de calidad y a continuación decantarnos por un agua tratada de forma inadecuada echará a perder la mezcla final hasta el punto de poder encontrar materias orgánicas en la taza.
El efecto de un agua sin purificar en nuestro café puede devenir en un sabor ácido, sin cuerpo o con una crema carente de consistencia.
Lo solución es sencilla: usa siempre agua recién filtrada, lo que te asegurará un agua pura de calidad, limpia y libre de impurezas.
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