De manera habitual podemos encontrar más de ochenta contaminantes distintos en el agua que representan un riesgo para nuestra salud. Muchos de ellos son difíciles de detectar, y pasarán desapercibidos para nosotros, como por ejemplo bacterias, metales pesados o agentes patógenos. Saltando la alarma únicamente cuando empiezan a darse los primeros casos de enfermedad.